lunes, 7 de febrero de 2011

Bartolo y Bartolina

Don Bartolo caminó varios kilómetros antes de llegar a la casa de su amada Bartolina. La mujer (quien aún no era "su" mujer), apenas el enamorado cruzó la puerta le lanzó la noticia. Habían corrido a la Carmen del trabajo. ¿Y ahora que van a hacer los niños de la escuela? Pues, a saber. Ni uno ni otro de los que mandaban en el pueblo, estaban contentos con lo que la maestra enseñaba. ¿Pues qué enseñaba? Pues a leer. ¿Y eso es malo? No, Bartolo, es bueno, pero no tan rápido porque mientras más pronto aprendan, más pronto pensarán solitos y eso no les conviene a los que mandan en el pueblo. ¿Pues ahora qué van a hacer? No, pues a tenerlos engañaditos porque viene otro maestro y de nuevo va a empezar por las vocales, los animalitos, las florecitas, los recortitos y las cancioncitas. ¿Y qué van a hacer con los niños que ya van para la primera comunión? No, pues ellos son los que más protestaron y se quieren ir encima de los que mandan en el pueblo. Pues eso es malo, ¿no Bartolina? Pues, sí. ¿Y los papás qué piensan? Pues que los que mandan en el pueblo son los que deberían empezar a aprender las vocales, los animalitos, las florecitas... Ya, ya, Bartolina y ¿para qué? Pues para que aprendan a pensar y ya no hagan tonterías.
Bartolo se sentó a la mesa mientras Bartolina le servía cafecito y dos totopos con frijolitos. Qué redura era la vida y que reblandita la mujer. Así sí valía la pena caminar los kilómetros y volverse ya de noche. ¿A dónde andará la maestra Carmen? A saber, Bartolo.

1 comentario:

chabe dijo...

Felicidades, esta genial, haré llegar a las tierras germanas las anecdotas de Bartolo y Bartolina.

Chabe.