lunes, 21 de febrero de 2011

A ver quién llora más

¿A dónde vas Bartolina? A comprar un kilo de cebollas para los que no saben llorar de verdad. ¿Y me vas a dejar solito? ¿Pues no te ibas a ir con tu amigo Eufrosino? Prontito, Bartolina, prontito. Pues que sea ahorita porque yo tengo que echar tortillas. ¿Pues no ibas por cebollas? Luego, Bartolo, luego.
Seguidores, me han preguntado cómo es Bartolina: se las presento. Corrijo, es como la ve Bartolo, igualita a Salma.
Estarán de acuerdo en que el amor es el mejor corrector de imágenes.
Ahora les presentaré a Bartolina tal y como la ven el resto de los pobladores de Zonzonique, porque así se llama ese pueblo enclavado en algún lugar del pasado y cuyos habitantes conviven con los del presente, muy al estilo del maestro Juan Rulfo.

Cuando la mujer se le ponía necia, Bartolo agarraba monte de regreso a su pueblo. Nada más llegar le avisaron que Eufrosino lo esperaba en la tienda.
¿Otro refresquito? Así es Eufrosino, ya ves que juré a la virgencita ya no tomar con tal de que Bartolina me diga que sí; además ya me di cuenta que a los borrachos se les pierden las palabras y el honor, como a ese presidente del pueblo en donde ni la "rrr" saben pronunciar.
Estás ardido, verdad Bartolo. Pues sí, Eufrosino, ya estaba rete listo para llevar mis artesanías. !Supieras nada más todo lo que invertí! Hasta pensé en llevarme a Bartolina, a ver si en el paseo en el río se me animaba y se me arrimaba un poquito más.
Pues, sí, Bartolo, esos perfumados se nos echaron para atrás por defender a la Florencia. !Ay, Bartolo!, se nos van a aguadar los cuetes. Pues en lugar de gastar nuestra pólvora con los de las lociones, mejor los echamos ahora que regresó la maestra Carmen, ¿no te parece Eufrosino? Pues sí, Bartolo. Óyeme bien, Eufrosino, el cuento de querer sacar a la Florencia de la cárcel y llevársela para allá me parece que trae gato enterrado. Encerrado, Bartolo, encerrado. No Eufrosino, enterrado porque para mí no nada más se secuestró al chamaquito y a su mamá, esa Florencia es más malísima que los chamacos que le hicieron el bulin a tu sobrino Lupito. Pues, sí, Bartolo, y ni se te ocurra decirle a Bartolina porque ella fue la primera en no querer ir con los del pueblo ese, a llevar sus artesanías. Qué pocos pantalones de ese mal parido, mira que defender a una criminal, a ver que hubiera hecho si se hubieran pasado por entre las ingles a su mujercita de revista. !Yo analfabeto pero bien que digo todas las letras cuando hablo y no me como ni una verdad. Pues sí, Bartolo, lo malo es que el pleito no va a parar ahí. Pues que vengan para acá, al fin que mi general Nacho está bien dispuesto a darles otro escarmiento.

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