lunes, 9 de enero de 2012

No se quiera despeñar, Bartolo


¿Cómo amaneció mi reina Bartolina? ¿A poco se pasó la noche vigilando por si llegan las almas del 2012? Mi preciosa, ¿qué tiene dentro de esa cabecita tan hermosa? No sea pegajoso, Bartolo, parece resina de ocote. Ándele, arrímese, me quita el aire. Quién entiende a las mujeres, si uno es cariñoso, malo, si no, peor. ¿Y si le digo en inglés cuánto la quiero? Ya va a empezar con sus groserías.


Dije inglés no ingles. Escuche que bonito se oye: Ay lobe youuuu. Parece chillido de coyote, Bartolo, ya deje esas tonterías, a poco se quiere usted despeñar como el del copetito; para los que apenas  entienden y hablan el español, es mejor no ponerse en ridículo intentando otras lenguas. 


¿A poco se necesita tener otra lengua para hablar inglés? No le digo, eso de querer armar de nuevo su revolución lo está volviendo engreído y tarugo como el candidato.

No me confunda, Bartolina, no me confunda con ese señor; ese ya nació así; yo a lo mejor soy engreído pero no tarugo, mire que yo si entiendo de muchas cosas y podría sentarme a platicar hasta con los regentes del infierno. 

Pues entonces déjese de babosadas y póngase a trabajar en vez de andar gastando los centavos en organizar su revolución. No es mía, es de mis compadres, yo sólo les sigo la corriente. ¿Y por eso ahora trae la cachuchita en lugar de su sombrero? Pues es que me la regalaron por ir a ver al del copetito. Bola de borregos… Me decepciona, Bartolo, me decepciona. Para que aquí todo mejore necesitamos alguien con corazón, que le circule la sangre por el cuerpo y en especial por la cabeza. Pero mi Bartolina, eso no es posible, acaso se le olvida que ya estamos muertos. Pues entonces alguien con los tenates en su lugar pero que no piense con ellos sino con el corazón y la cabeza juntas, que no tenga mano larga, que sea instruido y sobre todo que nos quiera a todos nosotros y a este mundo tan olvidado de Dios y tan cerca del diablo, porque estar en este más allá no es fácil, ¿o sí Bartolo? No se me ponga a tristear, mi Bartolina, algún día veremos la luz y mientras tanto vamos a darnos cariñitos, ya sabe usted que yo la quiero. ¡A ver, Bartolina, se lo dije en español y me paró la trompa! ¿Quién entiende a las mujeres? Al menos un besito de despedida…