martes, 17 de julio de 2012

El voto de los penitentes


Yo creí que ya lo habían levantado los zopilotes. Cómo cree, Bartolina de mi alma, nada de eso, anduve bien atareado, no se imagina lo enorme que es el purgatorio. Y puedo saber ¿por qué? Pues con eso de la revolución, ya lo sabe, preciosa, no se haga. Primero me aventé tres meses del otro lado; viera como son de apetitosas esas almas del más allá del norte… se quieren tragar todo y les dije que no, otra vez venderme al diablo, después de los trabajos que me costó salir del infierno… Buscábamos consejo con la intención de armar bien nuestra revolución, no ser sus lame botas. Y a mi qué me va o me viene, pues, el caso es que me dejó abandonada y eso es lo que me importa; ya hasta estuve tentada a buscarme otro hombre… No sea así, mi Bartolina chula. Y el demás tiempo qué, Bartolo, ¿no le rezaron y se me chiqueó


Pero mi chula, si anduve bien ocupado con los compadritos. ¿Con quiénes, Bartolo? ¿Los de la Panza Rellena de Inmundicias…? No me diga que con los de la Poca Abuela Materna… Tranquila morena, nosotros tenemos nuestro propio grupo y somos hartos, más de 132, casi, casi le digo que todas las almas estamos, casi, casi unidas; este purgatorio ya no debe seguir así; ya tenemos un montón de ideas, muchos hasta comenzaron sus proyectos en este desmoche de lugar y pues, estamos rete ilusionados. 


Y a mí qué, Bartolo, usted me dejó solita y bien calientita. Ya pues, mi chula, por eso vine un ratito. ¿Un ratito? Bueno, pues, mi florecita de panteón, un ratote. ¿A poco se tiene que regresar, Bartolo? Pues sí, porque los trancazos están duros, fíjese que anduvieron repartiendo boletitos para el cielo y eso usted sabe que sólo se gana con el propio trabajo, digno e intenso; a otros les prometieron que los ángeles los llevarían al mismito trono del “señor de las maravillas” y pues se nos confundieron muchas almas. Ájale, ya habla usted como político. Ni Dios lo quiera, esos nada más echan fuera las palabras que queremos escuchar, pero están más vacías que el pozo del compadre Pánfilo. 


(Este señor es Pánfilo. Una noche de copas les dijo: "les apuesto un ojo a que encuentro agua en el pozo. Como podrán observar, fracasó en el intento)


Bartolo, a mi me duele harto que se aprovechen de la buena voluntad y las ganas de todos nosotros de convertir este lugar en el paraíso. Mi Bartolina, ya habla usted con propiedad, como si hubiera ido a la escuela. ¿Pues qué cree que hice mientras usted me abandonó? Venga, acérquese, hoy vine bien bañadito y perfumado... ¿Para ganar mis votos? 


No chula, lo que me gustaría es ganarle a usted otra cosita. Arrímese, empalagoso y siga contándome. Viera, Bartolina, también se madrugaron a los miedosos, esos que ya tiene un kilo y no quieren arriesgar ni un frijolito. ¿Y cómo le hicieron para envolveros como tamales y no se dieran cuenta de la verdad? Pues los panzones, que son muchos y viejos gallos, pusieron al frente a un gallito copetón con muy buen plumaje; ya sabe, Bartolina, para que le apostaran los que no saben de peleas. ¿El gallito de la granja de animales del pelón y la maestra? Así podríamos resumirlo, Bartolina, el caso es que lo engordaron y engordaron por varios años y como le hacía falta una compañera vistosa o mejor dicho, muy vista, le eligieron una gaviota… ¿Gaviota? Bueno, gallina, para que me entiendas; ¿por dónde iba? Con la gallina, Bartolo. Sí, pues, con la gallina que ya hasta se come sus propios huevos porque la tienen bien picoteada, bueno, esa es otra historia que no viene ahora al caso; tan llamativos son, que muchas almas se sintieron en palenque catrín y les apostaron. 


Cúchale, Bartolo, a ver si no se les suelta el gallito en cuanto le pongan las navajas y arrea con todos, hasta con nosotros. Así es, Bartolina, muchos lo sabíamos pero cuando nos tocó ir a votar pasó de todo; como yo ya sé leer y hacer numeritos, pues 2 más 1 no dieron 3 y eso fue porque otros sumaron y restaron como se les antojó. ¡Vamos, Bartolo, ni porque estamos en el purgatorio aprenden a ser derechos! Bartolina, entiende, si son legales se les acaba el privilegio. Sus palabritas nuevas me confunden, mejor dígame, Bartolo, ¿quién ganó? ¡Pues eso mero queremos saber! Quién ganó pero con ley; pedimos ver las cuentas y ya nos hartamos de los cuentos. Bartolo, a mí no me vuelven a sentar en la nopalera, ni me van a mandar a parir chayotes, ni ninguna gallina o gaviota me va cagar encima, si las almas vendidas siguen con chanchullos, yo también le entro a los trancazos. Tranquila, mi potranca, justo eso es lo que no queremos, por algo diosito nos dio lengua e inteligencia; buscamos diálogo y respeto. Pues si no son trancazos entonces me aviento a las mentadas de madre. Calma, mi chula, tampoco buscamos arreglarlo a gritos y sombrerazos. ¿Entonces? Mira, bonita, ya los papelitos de la elección están enlodados, entonces queremos otra vez dar nuestro voto y que se cuenten bien. ¿Pues quienes hicieron las sumas, Bartolo? ¿Las de verdad o las de mentiras? Otra vez ya me hiciste bolas el atole, Bartolito. Mi chula, muchos quieren ir rapidito al cielo y sin ningún esfuerzo, los que están atrás de los panzones y los de las abuelas, les sueltan un puñadito de maíz y pues se venden, pero no saben que “esos”, los que cucharean en la granja, son chinches de canes mayores. Más me enredas, Bartolo. ¡Entiende Bartolina, hay una bola de cabritos allá arriba…! Ya, pues, desde que aprendió usted a leer y le da por las metáforas granjeras, no entiendo nada. Pues más vale que se aplique, prietita linda, porque o nos ponemos todos avispas, o nos almuerzan los chichicuilotes de barranca, por no decir que nos llevará el de los cuernos a tostarnos en carbón. Dirá usted, Bartolo, que el cabrón nos arrojará a la tiznada. Esa boquita tan sabrosa, que palabrotas es capaz de decir, por eso me encanta, por inteligente y bonita; hasta me dan ganas de apretujarla junto a mi corazón. ¡Párele, Bartolo, “eso”, no es su corazón! ¡Ándele, prietita, nada más la puntita. Esa mentira mexicana ya no me la creo; ¡Bartolo, suélteme o le tuerzo los bigotes. ¿Torcidos?, pero si me los tiene bien untados en manteca, como el pelón, los del teatrito y la maestra, a muchas almas penitentes…








1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades María muy bonito e ingeniosas las metáforas "granjeras"