domingo, 27 de junio de 2010

Los muertos de mi vida visitaron el Palacio de Bellas Artes en México D.F.

La presentación de Los muertos de mi vida fue acompañada por los amigos y la lluvia. Gracias a la Dra. María Teresa Colchero, al Mto. Felipe Galván y al Mto. Rafael Aluni. Gracias Juan y Dulce.

http://www.arts-history.mx/semanario/index.php?id_nota=23062010193331


http://www.informador.com.mx/4572/revolucion-mexicana




...El 12 de marzo del año 2008, en este mismo lugar, al presentarse la novela de Aguaviento, me comprometí a contribuir en la conmemoración del Centenario de la Revolución Mexicana. Los siguiente once meses fueron intensos, en especial, por las encontradas emociones nacidas de la lectura de textos históricos, revisión de documentos, fotografías, películas, cortometrajes, documentales, entrevistas y visitas a la Hacienda de San Roque y Tepeyahualco, lugares en donde se desarrollan parte de las acciones.
El resultado es una novela en la cual se entreteje la realidad y la fantasía- en la cual continúo en mi empeño por rescatar las historias aún escondidas, en las haciendas poblanas.
Como en un caleidoscopio brotaron ante mis ojos la gama de figuras y colores, dicho de otra forma, surgieron las diferentes visiones acerca del movimiento armado. Coloqué una galería de fotografías en mi estudio, miré con detenimiento cada rostro y les pregunté acerca de sus sentimientos, sus pensamientos. Algunos me hablaron con susurros, otros a gritos y no faltó quién bociferera como en aquellos tiempos sangrientos.
Con cada capítulo crecía mi respeto y admiración hacia todos los hombres y mujeres quienes gestaron y participaron en la Revolución Mexicana. Hacia los niños quienes tomaron el fusil o el azadón para arrancarle el alma al contrario y las flacas cosechas a la tierra, con la única intención de sobrevivir.
Cada uno de los rostros que me observaban escribir, me llevaron a sumergirme en reflexiones personales, en numerosos silencios, por respeto, por tristeza.
Muchos de esos personajes históricos poseedores de una lúcida locura se introdujeron en mis sueños, fueron los muertos de mi vida, provocadores de lo que hoy presentamos en este recinto.
Agregaré a lo ya expuesto que hablar de la verdad, en Los muertos de mi vida, es como entrar en el palacio de los espejos cóncavos y convexos en el que según sea el espejo en el que uno se refleja, será la figura y el fondo.
La voz de Magdalena Milagros narra la Revolución que le conviene, la maneja y emplea a su conveniencia. Involucra la mentira tanto en su vida como en la de su hija y nieto. Involucra Al Francés, a Vicencio, a Conchita y a Josefa. Con el tiempo, el engaño se convierte en una verdad irrebatible y Gabriel Zenteno, su marido, se desliza a través de las páginas; cuando creemos conocerlo surge lo imprevisto.
La teoría del consenso sostiene que la verdad es cualquier cosa que es acordada, o en algunas versiones, la que podría llegar a ser acordada por algún grupo específico. Así sucedió con la construcción de la particular verdad de Magdalena Milagros, mi querido personaje al cual llamé también: "doña Veneno".
Verdades con mayúsculas y con minúsculas, pero al final, cada uno de los personajes direccionó su vida en la búsqueda de algo tan insustancial como la bruma en la montaña, porque lo inicialmente concensuado se desdibujó diluyéndose entre las ambiciones que cada uno perseguía. Un bosque que aparecía o desaparecía según el capricho de la noche, de la luna o de la visión del andante nocturno.
Al final todos son espejismos, supuestos, sólo la muerte es la gran realidad y la podemos escribir con letras capitulares.
Magdalena Milagros, el general Gabriel Zenteno, el apasionado Francés, Vicencio, Conchita, Josefa y yo nos sentimos felices y honrados de estar hoy, 23 de junio de 2010, en el Palacio de Bellas Artes, acompañados por todos ustedes.
Buenas noches y que los acompañen los muertos de sus vidas.
María Sanz

No hay comentarios: