Por Brenda Röjh
¿Qué
significa para la escritora?
—Dentro de la espiral formada hace años, Beata hechicera
se adhiere y se sostiene con su magia, a esa estructura dinámica de trabajo.
Las novelas que la anteceden le dan la bienvenida así como los lectores.
Para mí significa un proyecto concluido y propone un mayor reto a lo que
actualmente escribo.
¿Cuál fue el
detonante de una historia acerca de la Inquisición y la hechicería?
—Me llamó la atención la Iglesia de San Pedro enclavada
en Alles, capital del Concejo de Peñamellera Alta, en Asturias. ¿Quién y con
qué intención decidió realizar tal obra en un poblado que hace 200 años debió
ser austero y de muy pocos habitantes? Así comenzó la aventura por conocer a
Don Juan de Mier y Villar. Por otro lado las historias acerca del valle, su
pasado Celta y la asombrosa mitología Astur. Poco a poco los personajes de las
brujas crecieron mermando la importancia histórica del clérigo. De ahí se unió a la historia de Abándames, en Peñamellera Baja. El hilo
conductor fue la medalla heredada a lo largo de las generaciones y se relaciona
con la que yo recibí de parte de mi abuela Eugenia y pretendo dar a mi nieta
primogénita.
Llama la
atención una frase que señala cómo la
herencia de las brujas se fortalece con el paso del tiempo.
—Por un lado está la habilidad transmitida por los genes
y por otro la educación. En el pasado las madres enseñaban a las hijas los
quehaceres propios de las mujeres: modales, herbolaria, medicina tradicional,
cocina, cantos, tejidos, bordados, rezos, etc. Algo que en la actualidad se
diluye, por no decir que se está perdiendo. La enseñanza trans-generacional
funciona como un aglutinante, este permite la continuidad del conocimiento
adquirido dentro de una familia, fortaleciéndolo y enriqueciéndolo a lo largo
del tiempo. En Beata hechicera, es por medio de los escritos de la abuela que
Simona comprende su destino.
¿Significa
que nació predestinada y no pudo escapar a pesar de haberla puesto bajo la tutela
del inquisidor?
—Como cualquier ser humano, Simona poseía un tipo de
habilidades que le facilitaron ciertas tareas, pero ejerció su libertad para
elegir el camino. Lo mismo sucedió con Don Juan de Mier y Villar. Los
personajes se movieron dentro del espectro del claro-oscuro, al igual que
cualquiera de nosotros lo hace a través de la vida.
Beata
hechicera es un paseo a través del tiempo y de dos continentes. ¿Por qué
elegiste la hacienda de Santo Domingo Atlapaleca, en el Estado de Puebla?
—Me apasiona el tema de las haciendas, por un lado está su enigmática belleza y por otro las
asombrosas historias que las acompañan. Santo Domingo Atlapaleca conserva un
importante archivo desde su fundación, en el año del 1539, bajo el mandato del
virrey Antonio de Mendoza, y merece ser reconocida puesto que ha sobrevivido en
estos tiempos tan difíciles y controversiales, gracias a la tenacidad e
inteligencia de sus propietarios. Las haciendas fueron un sistema económico y
social importante desde la época del virreinato hasta la Revolución.
Prácticamente todos los hacendados influían en las decisiones, puesto que formaban
un eslabón importante en la cadena de distribución de riqueza entre las castas
privilegiadas y por otro lado actuaban como fuerza de control sobre los
naturales o campesinos. Antes de la Independencia, según las estadísticas,
había 1 millón de blancos, 1.3 de mestizos y 3.6 de indígenas que vivían en
condiciones de pobreza y mayormente distribuidos en labores del campo. Gracias
a la imposición de la doctrina católica, facilitada por los propietarios de las
haciendas, los pudieron mantener sojuzgados bajo las amenazas de los castigos
divinos y los no tanto. Hacendados, políticos y clero manejaron los destinos
del pueblo. Por otro lado, el sistema de haciendas promovió fuertemente el
desarrollo del naciente país. Esto nos sitúa de nuevo en el claro-oscuro.
¿Es la
palabra escrita un vehículo de transformación?
—En mi caso me lleva a superarme en el trabajo y como
persona. Al lector, cualquier tipo de material le dejará uno o múltiples
mensajes; estos invitan a la reflexión. El pensar detenidamente en el
significado de una frase, un párrafo, un tema, enriquece el conocimiento.
La palabra escrita permanece en el papel, se activa o
cobra vida con la reflexión, permite ser modificada, apropiada, empleada en otros
contextos, pero su huella permanecerá intacta, lista para ser consultada en
cualquier momento. Esto significa que se encontrará la cita, en la misma página, sin importar quién, en dónde o cuándo se abra el libro. Es por medio de los escritos que hemos podido conocer el
pensamiento genuino de miles de mujeres y hombres del pasado.
¿Piensas que
el libro tradicional será substituido por el electrónico?
—Cada uno posee características propias, ventajas y
desventajas. Existen lectores con gustos diferentes. La tecnología complementa,
facilita, pero el libro impreso prevalecerá.
Beata
hechicera invita a extenderse más allá del texto y a consultar en la red varios
de los datos. ¿Esto la beneficia?
—La novela pertenece al lector en cuanto la toma en sus
manos, si además lo motiva a conocer más acerca de mis hechiceras, para mí es un orgullo, puesto que tiene el poder de
incitar a la investigación y despierta la imaginación.
¿Se puede
considerar una novela histórica?
—No soy historiadora ni pretendo serlo. Beata hechicera
transcurre, se ambienta y se alimenta de sucesos ocurridos entre 1630, cuando
surge Casiana, la matriarca del linaje de hechiceras, y finaliza en 1812 con
Simona. Es una novela en la cual se mezclan realidad y fantasía al igual que
ocurre en el tránsito de la existencia de cualquier persona.
Nos queda invitar a su lectura. Pueden adquirirla en la
librería de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) Av. 2 Nte. 1404. Centro
Histórico. C.P 72000. Puebla. (222) 246 85 59 o en la librería Profética.
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