lunes, 18 de febrero de 2019

Blanco roto 

El color de los sueños, los paradigmas, la fragilidad del ser humano, el  sin sentido subyacente en esta cultura mundo. Sucede cuando Jazmín nos guía a lugares enigmáticos, nos sumerge en leyendas, nos adentra en grutas, bosques, intrigas y edificaciones centenarias. Una Jazmín cuya vida se rompió, en el momento en el que sentía tener el destino en sus manos. Su fragmentada existencia se dirigió a Francia en busca de respuestas y, con la esperanza de recuperar el futuro robado, visitó los lugares marcados en el itinerario, de su frustrada Luna de miel. 


A través de la ágil narrativa, se comparten anécdotas personales del viaje iniciático compartido con Susana, Jorge y Sonia; ellos hicieron posible que, en la novela, las experiencias sutiles se convirtieran en lenguaje.
En Blanco roto se entrelazan experiencias reales con la imaginación y se enfatiza el valor de la fidelidad y el amor. 
Aquí compartiremos anécdotas del viaje que dio vida a Blanco roto.
En el bosque de Brocelandia se guardan los secretos del Mago Merlin. Es indudable la belleza que trastoca los sentidos; ahí el tiempo transcurre igual a una pluma mecida por el viento. 
Es sencillo perderse en los senderos, llegar el atardecer anunciándose como emisario de las hadas. 




Dos fuentes encontramos, en la primera el manantial brotaba generoso; el riachuelo se perdía entre las centenarias hayas. 
Casas de piedra murmuran leyendas mágicas


La fuente en el bosque



Sugerente silueta formada por la fuente y Jorge

De ahí partimos al Lago de las Hadas. La naturaleza se expresa de manera sutil, elegante, e invita a sentarse y viajar a otros mundos.
El Lago de las Hadas

La prisión de Merlín







Cuenta la leyenda que la poderosa Morgana lo sedujo; el engaño lo dejó indefenso impidiéndole escapar de  esa prisión, en las entrañas de la tierra. Sólo un mago, con los mismos poderes de Merlín, será capaz de liberarlo. 
¿Qué hay bajo esas rocas, que por cientos de años han permanecido inmutables? Me gustaría pensar en un recinto tan grande como un palacio, con decoraciones fastuosas y un gran comedor. Ahí estaría Merlín, acodado a la mesa, con una esfera de cristal, observando a la humanidad. 
Sí, el gato negro de tres patas existe y vive feliz con sus amigos, en el hostal en donde Jazmín (el personaje de la novela, a quien  llaman Yas), y nosotros, disfrutamos una noche extraordinaria. 



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